LECCIÓN 101
La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.
1. Hoy continuaremos con el tema de la
felicidad. Esta idea es esencial para poder comprender el significado de
la salvación. Todavía crees que la salvación requiere que sufras como penitencia
por tus "pecados". Pero no es así. No obstante, no
podrás evitar pensar que lo es, mientras sigas creyendo que el pecado es real y
que el Hijo de Dios puede pecar.
2. Si el pecado es real, entonces el castigo
es justo e ineludible. La salvación, por lo tanto, sólo se puede obtener
mediante el sufrimiento. Si el pecado es real, la felicidad no puede sino
ser una ilusión, pues ambas cosas no pueden ser verdad. Los que pecan sólo
merecen muerte y dolor, y por eso es por lo que claman. Pues saben que
eso es lo que les espera, y que los buscará y que en algún punto y en algún
lugar los encontrará, de modo que puedan saldar la deuda que tienen con
Dios. Debido a su terror, tratan de escaparse de Él. Mas Él los
seguirá persiguiendo y ellos no podrán escapar.
3. Si el pecado es real, la salvación tiene
que ser el dolor. El dolor es el costo del pecado, y si el pecado es real
el sufrimiento es inevitable. La salvación no puede sino ser temible, pues
mata, aunque lentamente, y antes de otorgar el deseado favor de la muerte a las
víctimas que están casi en los huesos antes de haber sido apaciguada, los
despoja de todo. Su ira es insaciable e inclemente, aunque totalmente
justa.
4. ¿Quién buscaría un castigo tan
brutal? ¿Quién no huiría de la salvación, intentando por todos los medios
ahogar la Voz que se la ofrece? ¿Por qué habría de tratar de escuchar y
aceptar Su ofrecimiento? Si el pecado es real, lo que le ofrece es la
muerte, que le inflige cruelmente para que esté a la par de los perversos
deseos de donde nace el pecado. Si el pecado es real, la salvación se
ha vuelto tu enemigo acérrimo, la maldición de Dios contra ti que crucificaste
a Su Hijo.
5. Hoy necesitas las sesiones de
práctica. Los ejercicios te enseñan que el pecado no es real y que todo lo
que crees que inevitablemente ha de ocurrir como consecuencia de él jamás
podrá suceder, pues carece de causa. Acepta la Expiación con una mente
receptiva que no abrigue la creencia de que has hecho del Hijo de Dios un
demonio. El pecado no existe. Practicaremos hoy este pensamiento tan
a menudo como nos sea posible, pues es la base de la idea de hoy.
6. La Voluntad de Dios para ti es perfecta
felicidad, toda vez que el pecado no existe y el sufrimiento no tiene
causa. La dicha es justa, y el dolor no es sino señal de que te has
equivocado con respecto a ti mismo. No tengas miedo de la Voluntad de
Dios. Por el contrario, ampárate en ella con la absoluta confianza de que
te liberará de todas las consecuencias que el pecado ha forjado en tu febril
imaginación. Di:
La Voluntad de Dios para
mí es perfecta felicidad.
El pecado no existe ni tiene consecuencias.
El pecado no existe ni tiene consecuencias.
Así es como debes dar comienzo a tus sesiones de
práctica. Luego intenta otra vez encontrar la dicha que estos pensamientos
le brindarán a tu mente.
7. Da gustosamente estos cinco minutos, para
eliminar la pesada carga que te has echado encima al abrigar la demente
creencia de que el pecado es real. Escápate hoy de la locura. Ya
estás firmemente plantado en el camino que conduce a la libertad, y ahora la
idea de hoy te da alas para acelerar tu progreso y esperanza para que vayas aún
más deprisa hacia la meta de paz que te aguarda. El pecado no
existe. Recuerda esto hoy, y repite en silencio tan a menudo como puedas:
La Voluntad de Dios
para mí es perfecta felicidad.
Ésa
es la verdad, pues el pecado no existe.
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