LECCIÓN 122
El perdón me ofrece todo lo que deseo.
1. ¿Qué podrías desear que el perdón no pudiese ofrecerte? ¿Deseas
paz? El perdón te la ofrece. ¿Deseas ser feliz, tener una mente
serena, certeza de propósito y una sensación de belleza y de ser valioso que
trasciende el mundo? ¿Deseas cuidados y seguridad, y disponer siempre del
calor de una protección segura? ¿Deseas una quietud que no pueda ser
perturbada, una mansedumbre eternamente invulnerable, una profunda y permanente
sensación de bienestar, así como un descanso tan perfecto que nada jamás pueda
interrumpirlo?
2. El
perdón te ofrece todo eso y más. El perdón pone un destello de
luz en tus ojos al despertar, y te infunde júbilo con el que hacer frente al
día. Acaricia tu frente mientras duermes, y reposa sobre tus párpados para
que no tengas sueños de miedo o de maldad, de malicia o de ataque. Y cuando despiertas de nuevo, te ofrece otro día de
felicidad y de paz. El perdón te ofrece todo esto y más.
3. El
perdón permite que se descorra el velo que oculta la faz de Cristo de aquellos
que contemplan el mundo sin piedad. Te permite reconocer al Hijo de Dios,
y borra de tu memoria todo pensamiento muerto, de manera que el recuerdo de tu
Padre pueda alzarse en el umbral de tu mente ¿Qué podrías desear que el perdón
no pudiese darte? ¿Qué otros regalos aparte de éstos merecen procurarse? ¿Qué
imaginado valor, efecto trivial o promesa pasajera que nunca se ha de cumplir
puede ofrecerte más esperanza que la que te brinda el perdón?
4. ¿Por
qué habrías de buscar una respuesta distinta de la que lo contesta
todo? He aquí la respuesta perfecta, la que se da a toda pregunta
imperfecta, a las súplicas sin sentido, a tu reticencia a escuchar, a tu poco
esmero y a la confianza parcial que tienes ¡He aquí la respuesta! Deja de
buscar. No hallarás ninguna otra en su lugar.
5. El
plan de Dios para tu salvación no puede cambiar ni fracasar. Siéntete
agradecido de que siga siendo exactamente como Él lo planeó. Su plan se
alza inmutable ante ti como una puerta abierta, llamándote desde adentro en
cálida bienvenida, exhortándote a que entres y a que te sientas como en tu
casa, donde te corresponde estar.
6. ¡He
aquí la respuesta! ¿Preferirías quedarte afuera cuando el Cielo en su
totalidad te espera adentro? Perdona y serás perdonado. Tal como
des, así recibirás. No hay más plan que éste para la salvación del
Hijo de Dios. Regocijémonos hoy de que así sea, pues la respuesta que aquí se
nos da es clara y explícita, y su sencillez hace que sea inmune al
engaño. Todas las complejidades que el mundo ha tejido de frágiles
telarañas desaparecen ante el poder y majestuosidad de esta simplísima
afirmación de la verdad.
7. ¡He aquí la respuesta! No le des la espalda
para irte a vagar sin rumbo otra vez. Acepta ahora la salvación. Es
el regalo que te hace Dios, no el mundo. El mundo no puede dar ningún
regalo de valor a la mente que ha aceptado como suyo lo que Dios le ha dado. Dios
dispone que hoy se reciba la salvación y que los enredos de tus sueños no
sigan ocultándote su insustancialidad.
8. Abre hoy los ojos y contempla
un mundo feliz, donde reinan la paz y la seguridad. El perdón es el medio por el que este mundo feliz
viene a ocupar el lugar del infierno. Dicho mundo se alza en la quietud
para salir al encuentro de tus ojos abiertos y llenar tu corazón de una
profunda tranquilidad, según afloran en tu conciencia verdades ancestrales en
eterno renacimiento. Lo que entonces recordarás jamás podrá
describirse. Sin embargo, tu perdón te lo ofrece.
9. Teniendo
presente los regalos que el perdón concede, emprenderemos nuestra práctica de
hoy con la esperanza y la fe de que éste será el día en que alcanzaremos la
salvación. Hoy la buscaremos gustosamente y con ahínco, sabiendo que
tenemos la llave en nuestras manos; y aceptaremos la respuesta que el Cielo ha
dado al infierno que nosotros mismos nos hemos labrado, pero
en el que ya no queremos permanecer por más tiempo.
10. Dedicaremos gustosamente un
cuarto de hora por la mañana y por la noche a la búsqueda que garantiza que al
infierno le llegará su fin. Comienza lleno de esperanza, pues hemos
llegado al punto donde el camino se vuelve mucho más fácil. Y ahora el
trecho que todavía nos queda por recorrer es corto. Estamos en verdad muy cerca
del momento que se ha señalado como el final de sueño.
11. Sumérgete en una sensación de
felicidad al comienzo de estas sesiones de práctica, pues en ellas hallarás la
segura recompensa de preguntas que ya han sido contestadas, así como lo que tu
aceptación de esas respuestas te brinda. Hoy se te concederá experimentar
la paz que ofrece el perdón y la dicha que te proporciona el descorrimiento
del velo.
12. Ante la luz que hoy has de recibir, el mundo se
desvanecerá hasta desaparecer por completo, y verás surgir otro mundo para
describir al cual no tienes palabras. Ahora nos encaminamos directamente
hacia la luz, y recibimos los regalos que han sido salvaguardados para nosotros
desde los orígenes del tiempo, los cuales han estado aguardando el día de hoy.
13. El perdón te ofrece todo lo que quieres. Hoy se te conceden todas las cosas que deseas. No
pierdas de vista tus regalos a lo largo del día, cuando regreses nuevamente a
enfrentarte a un mundo de constantes cambios y sombrías
apariencias. Mantén tus regalos claramente en tu conciencia, según ves lo
inmutable en medio del cambio y la luz de la verdad tras toda apariencia.
14. No caigas en la tentación de dejar que tus regalos
queden sepultados en el olvido, por el contrario, mantenlos firmes en tu mente
tratando de pensar en ellos por lo menos un minuto cada cuarto de
hora. Recuerda cuán preciados son con el siguiente recordatorio, el cual
tiene el poder de mantenerlos en tu conciencia a lo largo del día:
El perdón me ofrece todo lo que quiero.
Hoy he aceptado que esto es verdad.
Hoy he recibido los regalos de Dios.
El perdón me ofrece todo lo que quiero.
Hoy he aceptado que esto es verdad.
Hoy he recibido los regalos de Dios.
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