PRIMER REPASO
Introducción
1. Hoy comenzaremos una serie de sesiones
de repaso. Cada una de ellas abarcará cinco de las ideas ya presentadas;
comenzando con la primera y terminando con la quincuagésima. A cada idea
le siguen un breve comentario que debes tener en cuenta al hacer tu
repaso. Durante las sesiones de práctica, los ejercicios deben llevarse a
cabo de la siguiente manera:
2. Comienza el día leyendo las cinco ideas,
incluyendo los comentarios. De ahí en adelante no es necesario seguir un
orden determinado al repasarlas, aunque se debe practicar con cada una de
ellas por lo menos una vez. Dedica dos minutos o más a cada sesión de
práctica, pensando en la idea y en los comentarios que le siguen después que
los hayas leído. Haz esto tan a menudo como te sea posible durante el
día. Si una de las cinco ideas te
atrae más que las otras, concéntrate en ella. Sin embargo, asegúrate de
repasarlas todas una vez más al final del día.
3. No es necesario abarcar, ni literal ni
concienzudamente, los comentarios que siguen a cada idea en las sesiones de
práctica. Trata, más bien, de poner de relieve el punto central y de
pensar en dicho comentario como parte de tu repaso de la idea en cuestión. Después
de leer la idea y sus comentarios, los ejercicios deben hacerse, a ser posible,
con los ojos cerrados y cuando estés solo en un lugar tranquilo.
4. Hacemos hincapié en este procedimiento para
las sesiones de práctica debido a la etapa de aprendizaje en la que te
encuentras. Es necesario, sin embargo, que aprendas que no necesitas ningún
ambiente especial donde aplicar lo que has aprendido. Tendrás más
necesidad de tu aprendizaje en aquellas situaciones que parecen desagradables
que en las que aparentan ser apacibles y serenas. El propósito de tu
aprendizaje es capacitarte para que la quietud te acompañe donde quiera que
vayas, y para que cures toda aflicción e inquietud. Esto no se consigue
evadiendo tales situaciones y buscando un refugio donde poder aislarte.
5. Ya aprenderás que la paz forma parte de ti
y que sólo requiere que estés presente para que ella envuelva cualquier
situación en la que te encuentres. Y finalmente
aprenderás que no hay límite con respecto a dónde tú estás, de modo que tu paz
está en todas partes, al igual que tú.
6. Notarás que, para los efectos de este
repaso, algunas de las ideas no se presentan en su forma original. Úsalas
tal como se presentan aquí. No es necesario volver a las lecciones
originales, ni aplicar las ideas tal como se sugirió entonces. En lo que
ahora estamos haciendo hincapié es en la relación que existe entre las primeras
cincuenta ideas que hemos presentado hasta el momento y en la cohesión del
sistema de pensamiento hacia el cual te están conduciendo.
1. Nada de lo que veo significa Nada.
La razón de que esto sea así es que veo lo
que no es nada y lo que no es nada no tiene significado. Es necesario que
reconozca esto, para poder aprender a ver. Lo que ahora creo ver ocupa el
lugar de la visión. Tengo que desprenderme de ello dándome cuenta de que
no significa nada, para que de este modo la visión pueda ocupar el lugar que le
corresponde.
2. Le he dado a todo lo que veo todo el
significado que tiene para mí.
He juzgado todo lo que veo, y eso, y sólo
eso, es lo que veo. Eso no es visión. Es meramente una ilusión de
realidad porque he juzgado sin tomar en cuenta la realidad. Estoy
dispuesto a reconocer la falta de validez de mis juicios porque quiero
ver. Mis juicios me han hecho daño, y no quiero ver basándome en ellos.
3. No entiendo nada de lo que veo.
¿Cómo puedo entender lo que veo si lo he
juzgado erróneamente? Lo que veo es la proyección de mis propios errores
de pensamiento. No entiendo lo que veo porque no es comprensible. No tiene sentido tratar de
entenderlo. Pero sí tiene sentido que me desprenda de ello y dé cabida a
lo que se puede ver, entender y amar. Puedo intercambiar lo que ahora veo
por esto, sólo con estar dispuesto a ello. ¿No es ésta una mejor elección
que la que hice antes?
4. Estos
pensamientos no significan nada.
Los pensamientos de los que soy consciente
no significan nada porque estoy tratando de pensar sin Dios. Lo
que yo llamo "mis" pensamientos no son mis
pensamientos reales en absoluto. Mis pensamientos reales son los
pensamientos que pienso con Dios. No soy consciente de ellos porque he
inventado mis pensamientos
para que ocupasen su lugar. Estoy dispuesto a reconocer que mis
pensamientos no significan nada y a abandonarlos. Elijo reemplazarlos por
los que ellos tuvieron como propósito reemplazar. Mis pensamientos no
significan nada, sin embargo, toda la creación descansa en los pensamientos que
pienso con Dios.
5. Nunca estoy disgustado por la razón que creo.
Nunca estoy disgustado por la razón que creo
porque estoy tratando constantemente de justificar mis pensamientos. Estoy
tratando constantemente de hacer que sean verdad. Hago
de todas las cosas mi enemigo
de modo que mi ira esté justificada y mis ataques sean merecidos. No me he
dado cuenta del mal uso que he hecho de todo lo que veo asignándole ese
papel. He hecho esto para defender un sistema de
pensamiento que me ha hecho daño y que ya no deseo. Estoy dispuesto a
abandonarlo.
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