LECCIÓN 74
No hay más
voluntad que la de Dios.
1. La idea de hoy se puede considerar como el
pensamiento central hacia el cual se dirigen todos nuestros
ejercicios. La Voluntad de Dios es la única Voluntad. Cuando hayas
reconocido esto, habrás reconocido que tu voluntad es la Suya. La creencia
de que el conflicto es posible habrá desaparecido. La paz habrá
reemplazado a la extraña idea de que te atormentan objetivos conflictivos. En
cuanto que expresión de la Voluntad de Dios, no tienes otro objetivo que el
Suyo.
2. La idea de hoy encierra una gran paz, y lo
que los ejercicios de hoy se proponen es encontrarla. La idea
en sí es completamente cierta. Por lo tanto, no puede dar lugar a
ilusiones. Sin ilusiones, el conflicto es imposible. Tratemos hoy de
reconocer esto y de experimentar la paz que este reconocimiento nos brinda.
3. Comienza las sesiones de práctica más
largas repitiendo lentamente los pensamientos que siguen a continuación varias
veces, con la firme determinación de comprender su significado y de retenerlos
en la mente:
No hay más voluntad que la de Dios. No puedo estar en conflicto.
No hay más voluntad que la de Dios. No puedo estar en conflicto.
Dedica entonces varios minutos a añadir
pensamientos afines, tales como:
Estoy en paz.
Nada puede perturbarme. Mi voluntad es la de Dios.
Mi voluntad y la de Dios son una.
La Voluntad de Dios es que Su Hijo esté en paz.
Durante esta fase introductoria, asegúrate
de hacerle frente en seguida a cualquier pensamiento conflictivo que pueda
cruzar tu mente. Di de inmediato:
No hay más voluntad que la de Dios.
Estos pensamientos conflictivos no significan nada.
No hay más voluntad que la de Dios.
Estos pensamientos conflictivos no significan nada.
4. Si algún asunto parece ser muy difícil
de resolver, resérvalo para un examen más detenido. Piensa en él
brevemente, aunque de manera muy concreta, identificando la persona o personas
en cuestión y la situación o situaciones de que se trate, y di para tus
adentros:
No hay más voluntad que la de Dios. Yo la comparto con Él.
Mis conflictos con respecto a _____ no pueden ser reales.
No hay más voluntad que la de Dios. Yo la comparto con Él.
Mis conflictos con respecto a _____ no pueden ser reales.
5. Después de que hayas despejado tu mente de
esta manera, cierra los ojos y trata de experimentar la paz a
la que tu realidad te da derecho. Sumérgete en ella y siente como te va
envolviendo. Puede que te asalte la tentación de confundir estas prácticas con
el ensimismamiento, pero la diferencia entre ambas cosas es fácil de
detectar. Si estás llevando a cabo el ejercicio correctamente, sentirás
una profunda sensación de dicha y mayor agudeza mental en vez de somnolencia y
enervamiento.
6. La paz se caracteriza por la dicha. Cuando
experimentes dicha sabrás que has alcanzado la paz. Si tienes la sensación
de estar cayendo en el ensimismamiento, repite la idea de hoy de inmediato y
luego vuelve al ejercicio. Haz esto cuantas veces sea necesario. Es ciertamente
ventajoso negarse a buscar refugio en el ensimismamiento, aun si no llegas a
experimentar la paz que andas buscando.
7. En las sesiones más cortas, que hoy se
deben llevar a cabo a intervalos regulares previamente determinados, di para
tus adentros:
No hay más voluntad que la de Dios. Hoy busco Su paz.
No hay más voluntad que la de Dios. Hoy busco Su paz.
Trata entonces de hallar lo que
buscas. Dedicar uno o dos minutos cada media hora a hacer este ejercicio
-con los ojos cerrados a ser posible- será tiempo bien empleado.
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