LECCIÓN 90
1. Permítaseme reconocer el problema para que
pueda ser resuelto.
Hoy quiero darme cuenta de que el problema
es siempre alguna forma de resentimiento que quiero abrigar. Quiero
comprender también que la solución es siempre un milagro al que le permito
ocupar el lugar del resentimiento. Hoy quiero recordar la simplicidad de
la salvación, reforzando la lección de que solo hay un problema y solo una
solución. El problema es un resentimiento; la solución, un milagro. Invito a la solución cuando perdono la causa del resentimiento y le doy la
bienvenida al milagro que entonces ocupa su lugar.
Para las aplicaciones concretas de esta
idea puedes usar las siguientes variaciones:
Esto supone un problema para mí que quiero que se resuelva.
El milagro que se encuentra tras este resentimiento lo resolverá por mí.
La solución de este problema es el milagro que el problema oculta.
Esto supone un problema para mí que quiero que se resuelva.
El milagro que se encuentra tras este resentimiento lo resolverá por mí.
La solución de este problema es el milagro que el problema oculta.
2. Permítaseme reconocer que mis problemas se
han resuelto.
La única razón de que parezca tener
problemas es que estoy usando el tiempo indebidamente. Creo que el
problema ocurre primero, y que debe transcurrir cierto tiempo antes de que
pueda resolverse. No veo el problema y la solución como acontecimientos
simultáneos. Ello se debe a que aún no me he dado cuenta de que Dios ubicó
la solución junto al problema, de manera que el tiempo no los pudiera
separar. El Espíritu Santo me enseñará esto si se lo permito. Y
comprenderé que es imposible que yo pudiera tener un problema que no se hubiese
resuelto ya.
Las siguientes variaciones de la idea de
hoy resultarán útiles para las aplicaciones concretas:
No tengo que esperar a que esto se resuelva.
La solución a este problema ya se me ha dado, si estoy dispuesto a aceptarla.
El tiempo no puede separar este problema de su solución.
No tengo que esperar a que esto se resuelva.
La solución a este problema ya se me ha dado, si estoy dispuesto a aceptarla.
El tiempo no puede separar este problema de su solución.
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