LECCIÓN 165
Que mi mente no niegue el Pensamiento de
Dios.
1. ¿Qué es lo que hace que este mundo parezca real sino tu propia negación de la verdad que yace detrás de él? ¿Qué otra cosa sino tus pensamientos de aflicción y muerte
ensombrecen la perfecta felicidad y vida eterna que la Voluntad de tu Padre
dispone para ti? ¿Y qué otra cosa sino las ilusiones podrían ocultar lo
que no se puede ocultar? ¿Qué podría privarte de lo que te pertenece
sino tu propia decisión de no verlo, al negar que
se encuentra ahí?
2. El Pensamiento de Dios te creó. Y no te ha
abandonado, ni tú has estado nunca separado de él ni siquiera por un
instante. Te pertenece. Gracias a él vives. Es tu Fuente de
vida, pues te mantiene unido a él, y todo es uno contigo porque él jamás te abandonó. El Pensamiento de
Dios te protege, cuida de ti, hace que tu lecho sea mullido y allana tu camino,
al iluminar tu mente con gozo y amor. Tanto la eternidad como la vida
eterna refulgen en tu mente porque el Pensamiento de Dios no te ha abandonado y
todavía se encuentra en ti.
3. ¿Quién negaría su seguridad, su paz, su alegría, su curación y
tranquilidad de espíritu, así como su sereno descanso y apacible despertar, si reconociese dónde se
encuentran? ¿No se prepararía de inmediato para salir a su encuentro,
abandonando todo lo demás como algo sin valor en comparación? Y una vez
que los hubiera encontrado, ¿no se aseguraría de que permanecieran con él y él
con ellos?
4. No niegues el Cielo. Hoy se te concede
solo con que lo pidas. No es necesario tampoco que percibas cuán grande es
este regalo ni cuánto habrá cambiado tu mente antes de que te llegue. Pídelo
y se te concederá. La convicción radica en él. Hasta que no le des la
bienvenida como algo que te pertenece, seguirás en la incertidumbre. Mas
Dios es justo. No tienes que tener certeza para recibir lo que solo tu
aceptación puede otorgar.
5. Pide con fervor. No tienes que estar
seguro de que lo que estás pidiendo es lo único que deseas. Mas cuando lo
hayas recibido sabrás que estás en posesión del tesoro que siempre
anhelaste. ¿Por cuál otra cosa ibas a querer intercambiarlo? ¿Qué
podría inducirte ahora a dejarlo desaparecer de tu visión en éxtasis? Pues
verlo te demuestra que has cambiado tu ceguera por los ojos videntes de Cristo,
y que tu mente ha decidido abandonar la negación y aceptar el Pensamiento de
Dios como tu herencia.
6. Y ahora
las dudas son cosa del pasado, el final de la jornada es indudable y se te ha
concedido la salvación. Ahora el poder de Cristo mora en tu mente, para
que puedas curar tal como fuiste curado. Pues ahora te cuentas entre los
salvadores del mundo. Ése es tu único destino. ¿Consentiría Dios
acaso que Su Hijo permaneciese eternamente hambriento por haberse negado a sí
mismo el sustento que le es menester para poder vivir? La abundancia mora
en él, y la privación no puede separarlo del Amor vivificante de Dios, ni de su
hogar.
7. Practica
hoy lleno de esperanza. Pues tener esperanzas está ciertamente
justificado. Tus dudas no tienen sentido, pues Dios goza de perfecta
certeza. Y el Pensamiento de Él nunca está ausente. La certeza no puede
sino morar en ti que eres Su anfitrión. Este curso elimina toda duda que
hayas interpuesto entre Él y tu certeza acerca de Él.
8. Contamos
con Dios, no con nosotros mismos, para que nos dé certeza. Y en Su Nombre practicamos tal como Su Palabra nos
indica que hagamos. Su certeza se encuentra tras cada una de nuestras
dudas. Su Amor, tras cada uno de nuestros temores. El Pensamiento de
Él todavía se encuentra en nuestras mentes más allá de todo sueño, tal como Su
Voluntad dispone.
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