LECCIÓN 235
Dios, en Su
Misericordia, dispone que yo me salve.
1. Solo necesito contemplar todo aquello que parece
herirme y con absoluta certeza decirme a mí mismo: “La Voluntad de Dios es que
yo me salve de esto” para que de inmediato lo vea desaparecer. Solo necesito
tener presente que la Voluntad de mi Padre para mí es solo felicidad para darme
cuenta de que lo único que se me ha dado es felicidad. Y solo necesito recordar
que el Amor de Dios rodea a Su Hijo y mantiene su inocencia eternamente
perfecta para estar seguro de que me he salvado y de que me encuentro para siempre
a salvo en Sus Brazos. Soy el Hijo que Él ama. Y me he salvado porque Dios, en
Su Misericordia, así lo dispuso.
2. Padre, Tu Santidad es mía. Tu Amor me creó e
hizo que mi inocencia fuese por siempre parte de Ti. No hay culpa o pecado en
mí, puesto que no los hay en Ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario