LECCIÓN 254
Que se acalle en mí toda voz que no sea la de Dios.
1. Padre, hoy quiero oír sólo Tu Voz. Vengo a Ti en
el más profundo de los silencios para oír Tu Voz y recibir Tu Palabra. No tengo
otra oración que ésta: que me des la verdad. Y la verdad no es sino Tu
Voluntad, que hoy quiero compartir Contigo.
2. Hoy no dejaremos que los pensamientos del ego
dirijan nuestras palabras o acciones. Cuando se presenten, simplemente los
observaremos con calma y luego los descartaremos. No deseamos las consecuencias
que nos acarrearían. Por lo tanto, decidimos no conservarlos. Ahora se han
acallado. Y en esa quietud, santificada por Su Amor, Dios se dirige a nosotros
y nos habla de nuestra voluntad, pues hemos decidido recordarle.
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