LECCIÓN 312
Veo todas
las cosas como quiero que sean.
1. La percepción se deriva de los juicios. Habiendo
juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar. Pues el único
propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver. Es imposible pasar por
alto lo que queremos ver o no ver lo que hemos decidido contemplar. ¡Cuán
inevitablemente, pues, se alza el mundo real ante la santa visión de aquel que
acepta el propósito del Espíritu Santo como aquello que desea ver! No puede
dejar de contemplar lo que Cristo quiere que vea ni de amar con el Amor de
Cristo lo que contempla.
2. Mi único propósito hoy es contemplar un mundo
liberado, libre de todos los juicios que he emitido. Padre, esto es lo que Tu
Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi objetivo
también.
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