LECCIÓN
53
Dado que los pensamientos de que soy
consciente no significan nada, el mundo que los refleja no puede tener
significado. Lo que da lugar a este mundo es algo demente, como lo es
también el resultado de ello. La realidad no es demente, y yo tengo pensamientos
reales así como dementes. Por lo tanto, puedo ver un mundo real, si recurro a
mis pensamientos reales como guía para ver.
2. Estoy disgustado porque veo un
mundo que no tiene significado.
Los pensamientos dementes
perturban. Dan lugar a un mundo en el que no hay orden de ninguna
clase. Solo el caos puede regir en un mundo que representa una manera de
pensar caótica, y el caos es la ausencia total de leyes. No puedo vivir en
paz en un mundo así. Estoy agradecido de que este mundo no sea real, y de
que no necesito verlo en absoluto, a menos que yo mismo elija otorgarle
valor. Elijo no otorgarle valor a lo que es completamente demente y no
tiene significado.
3. Un mundo sin significado engendra
temor.
Lo que es totalmente demente engendra temor
porque no se puede contar con ello en absoluto, ni da pie a que se le tenga
confianza. En la demencia no hay nada en lo que se pueda confiar. No
ofrece seguridad ni esperanza. Pero un mundo así no es real. Le he
conferido la ilusión de realidad y he sufrido por haber creído en
él. Elijo ahora dejar de creer en él y depositar mi confianza en la
realidad. Al elegir esto, me escaparé de todos los efectos del mundo del
miedo porque estaré reconociendo que no existe.
4. Dios no creó un mundo sin significado.
¿Cómo puede ser que exista un mundo sin
significado si Dios no lo creó? Él es la Fuente de todo significado y todo lo
que es real está en Su Mente. Está en mi mente también porque Él lo creó
conmigo. ¿Por qué he de seguir sufriendo por los efectos de mis
pensamientos dementes cuando la perfección
de la creación es mi
hogar? Quiero recordar el poder de mi decisión y reconocer mi verdadera
morada.
5. Mis pensamientos son imágenes que yo mismo he
fabricado.
Todo lo que veo refleja mis
pensamientos. Son mis pensamientos los que me dicen dónde estoy y lo que
soy. El hecho de que vea un mundo en el que hay
sufrimiento, en el que se puedan experimentar pérdidas y en el que se pueda
morir, me muestra que lo único que estoy viendo es la representación de mis
pensamientos dementes, y que no estoy permitiendo que mis pensamientos reales
viertan su benéfica luz sobre lo que veo. No obstante, el camino de
Dios es seguro. Las imágenes que he fabricado no pueden prevalecer contra
Él porque no es mi voluntad que lo hagan. Mi voluntad es la Suya, y no
antepondré otros dioses a Él.
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