LECCIÓN 54
1. No tengo pensamientos neutros.
Tener pensamientos neutros es imposible
porque todos los pensamientos tienen poder. O bien dan lugar a un mundo
falso o bien me conducen al mundo real. Pero es imposible que no tengan
efectos. Del mismo modo en que el mundo que veo procede de mis errores de
pensamiento, así también el mundo real se alzará ante mis ojos cuando permita
que mis errores sean corregidos. Mis pensamientos no pueden ser
simultáneamente verdaderos y falsos. Tienen que ser lo uno o lo
otro. Lo que veo me muestra si son verdaderos o falsos.
2. No veo cosas neutras.
Lo que veo da testimonio de lo que
pienso. Si no pensase no existiría, ya que la vida es
pensamiento. Permítaseme mirar al mundo que veo como la representación de
mi propio estado de ánimo. Sé que éste puede cambiar. Y sé
asimismo que el mundo que veo puede cambiar también.
3. No soy el único que experimenta los
efectos de mi manera de ver.
Si no tengo pensamientos privados, no puedo
ver un mundo privado. Incluso la descabellada idea de la separación tuvo
que compartirse antes de que se pudiese convertir en la base del mundo que
veo. Sin embargo, cuando se compartió esa idea no se compartió
nada. Puedo invocar también mis pensamientos reales, los cuales comparto
con todo el mundo. Así como mis pensamientos de separación invocan
pensamientos de separación en otros, mis pensamientos reales despiertan en
ellos sus pensamientos reales. Y el mundo que mis pensamientos reales me
muestra alboreará en su visión así como en la mía.
4. No soy el único que experimenta los efectos
de mis pensamientos.
No soy el único en nada. Todo lo que
pienso, digo o hago es una enseñanza para todo el universo. Un Hijo de
Dios no puede pensar, hablar o actuar en vano. No puede ser el único en
nada. Tengo, por lo tanto, el poder de cambiar a todas las mentes junto
con la mía porque mío es el poder de Dios.
5. Estoy decidido a ver.
Puesto que reconozco que la naturaleza de
mis pensamientos es que los comparto con todo lo que existe, estoy decidido a
ver. Veré los testigos que me muestran que la manera de pensar del mundo
ha cambiado. Veré la prueba de que lo que se ha obrado por mediación mía
ha permitido que el amor reemplace al miedo, la risa a las lágrimas y la
abundancia a las pérdidas. Quiero contemplar el mundo real, y dejar que me
enseñe que mi voluntad y la Voluntad de Dios son una.
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