martes, 25 de junio de 2019

LECCIÓN 81





SEGUNDO REPASO


Introducción

1. Estamos listos ahora para otro repaso. Comenzaremos donde el anterior terminó y abarcaremos dos ideas por día. La primera parte del día se dedicará a una de estas ideas, y la segunda parte a la otra. Llevaremos a cabo dos sesiones largas, más varias sesiones cortas con cada una de las ideas propuestas.

2. Las sesiones largas deben hacerse siguiendo estas sugeren­cias: asigna aproximadamente quince minutos a cada una de ellas, y comienza pensando en las ideas correspondientes a ese día, así como en los comentarios que las acompañan. Dedica tres o cuatro minutos a leerlos lentamente, varias veces si así lo deseas, y luego cierra los ojos y escucha.

3. Repite la primera fase del ejercicio si notas que tu mente divaga, pero trata de pasar la mayor parte del tiempo escuchando sosega­damente aunque con mucha atención. Hay un mensaje esperán­dote. Confía en que lo vas a recibir. Recuerda que es para ti y que quieres recibirlo.

4. No permitas que tu intención vacile en presencia de aquellos pensamientos que vengan a distraerte. Comprende que sea cual sea la forma que adopten, no tienen sentido ni poder. Reemplá­zalos con tu determinación de triunfar. No olvides que tu volun­tad tiene poder sobre todas las fantasías y sobre todos los sueños. Confía en que tu voluntad te apoyará y te llevará más allá de ellos.

5. Considera estas sesiones de práctica como consagraciones al camino, a la verdad y a la vida. No dejes que ninguna ilusión, ningún pensamiento de muerte, ni ninguna senda sombría te desvíen de tu propósito. Estás comprometido a la salvación. Resuél­vete cada día a no dejar de cumplir tu función.

6. Reafirma tu determinación asimismo en las sesiones de práctica más cortas, usando la idea en su forma original para las aplicacio­nes generales y variaciones más específicas cuando sea necesario. En los comentarios que siguen a las ideas se incluyen algunas variaciones específicas. Éstas son, no obstante, meras sugeren­cias. Las palabras que utilices no es lo que realmente importa.

 





LECCIÓN 81

1. Yo soy la luz del mundo.

¡Cuán santo soy yo, a quien se le ha encomendado la función de iluminar el mundo! Que se me conceda el poder permanecer en quietud ante mi santidad. Que en su serena luz desaparezcan todos mis conflictos. Que en su paz pueda recordar quién soy.

Algunas variaciones específicas para aplicar esta idea cuando parezcan surgir dificultades podrían ser:

No he de nublar la luz del mundo en mí.
Qué la luz del mundo resplandezca a través de esta apa­riencia.
Esta sombra desaparecerá ante la luz.

2. Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.

Solo aceptando mi función podré ver la luz en mí. Y en esa luz mi función se perfilará claramente y sin ambigüedad alguna ante mis ojos. Esta aceptación no depende de que yo reconozca lo que mi función es, pues aún no comprendo lo que es el perdón. Sin embargo, confío en que en la luz lo veré tal como es.

Algunas variaciones para las aplicaciones más concretas de esta idea podrían ser:

Que esto me ayude a aprender el significado del perdón.
No dejes que separe mi función de mi voluntad.
No me valdré de esto para apoyar un propósito ajeno a mí.


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