LECCIÓN 80
Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto.
1. Si estás
dispuesto a reconocer tus problemas, reconocerás que no tienes ninguno. Tu
problema central se ha resuelto y no tienes ningún otro. Por lo tanto,
debes sentirte en paz. La salvación, pues, depende de que reconozcas que
ése es el único problema y de que entiendas que ya se ha resuelto. Un solo
problema, una sola solución. La salvación se ha consumado. Se te ha
liberado de todo conflicto. Acepta este hecho, y estarás listo para ocupar
el puesto que te corresponde en el plan de Dios para la salvación.
2. ¡Tu único
problema ya se ha resuelto! Repite esto hoy para tus adentros una y otra
vez a lo largo del día, con gratitud y convicción. Has reconocido tu
único problema, dándole así paso al Espíritu Santo para que te dé la respuesta
de Dios. Has dejado a un lado las decepciones y has visto la luz de la
verdad. Has aceptado la salvación para ti mismo al llevar el problema a
la solución. Y puedes reconocer la solución porque has
identificado el problema.
3. Hoy
tienes derecho a la paz. Un problema que ya se ha resuelto no te puede
perturbar. Asegúrate únicamente de no olvidarte que todos los problemas
son uno solo. Sus múltiples formas no te podrán engañar, mientras te
acuerdes de esto. Un solo problema, una sola solución. Acepta la paz
que te brinda esta sencilla afirmación.
4. En
nuestras sesiones de práctica más largas de hoy reivindicaremos la paz que
inevitablemente será nuestra una vez que el problema y la solución se hayan
reconciliado. El problema tiene que haber desaparecido porque la respuesta
de Dios no puede fallar. Al haber reconocido el problema has reconocido la
solución. La solución es inherente al problema. Se te ha contestado,
y tú has aceptado la respuesta. Te has salvado.
5. Permite
ahora que se te dé la paz que tu aceptación te brinda. Cierra los ojos y
recibe tu recompensa. Reconoce que tus problemas se han
resuelto. Reconoce que no tienes conflictos, y que estás libre y en
paz. Sobre todo, recuerda que tienes un solo problema y que el problema
tiene una sola solución. En esto reside la simplicidad de la
salvación. Por eso es por lo que su eficacia está garantizada.
6. Afirma
hoy con frecuencia que tus problemas ya se han resuelto. Repite la idea
con absoluta convicción tan a menudo como sea posible. Y asegúrate en
particular, de aplicar la idea de hoy a cualquier problema concreto que pueda
surgir. Di de inmediato:
Permítaseme reconocer que este problema ya se ha
resuelto.
7. Propongámonos
no acumular resentimientos hoy. Propongámonos estar libres de problemas
que no existen: Para lograr esto solo se requiere honestidad. No te
engañes con respecto a cuál es el problema, y no podrás sino reconocer que se
ha resuelto.
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