viernes, 6 de septiembre de 2019

LECCIÓN 285






LECCIÓN 285

Hoy mi santidad brilla clara y radiante.

1. Hoy me despierto lleno de júbilo, sabiendo que solo han de acontecerme cosas buenas procedentes de Dios. Eso es todo lo que pido, y sé que mi ruego recibirá respuesta debido a los pensamientos a los que va dirigido. Y en el instante en que acepte mi santidad, lo único que pediré serán cosas dichosas. Pues ¿qué utilidad tendría el dolor para mí; para qué iba a querer el sufrimiento, y de qué me servirían el pesar y la pérdida si la demencia se alejara hoy de mí y en su lugar aceptara mi santidad?

2. Padre, mi santidad es la Tuya. Que me regocije en ella y que mediante el perdón recobre la cordura. Tu Hijo sigue siendo tal como Tú lo creaste. Mi santidad forma parte de mí y también de Ti.  Pues ¿qué podría alterar a la Santidad Misma?


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