LECCIÓN 289
El pasado no
existe. No me puede afectar.
1. A menos que el pasado no exista en mi mente, no
podré contemplar el mundo real. Pues en ese caso no estaría contemplando nada,
sino viendo lo que no está ahí. ¿Cómo podría entonces percibir el mundo que el
perdón ofrece? El propósito del pasado fue precisamente ocultarlo, pues dicho
mundo solo se puede ver en el ahora. No tiene pasado. Pues ¿a qué se le puede
conceder perdón sino al pasado, que al ser perdonado desaparece?
2. Padre, que no contemple un pasado que no existe.
Pues Tú me has ofrecido Tu Propio substituto: un mundo presente que el pasado
ha dejado intacto y libre de pecado. He aquí el final de la culpa. Y aquí me
preparo para Tu paso final. ¿Cómo iba a exigirte que siguieses esperando hasta
que Tu Hijo encontrase la belleza que Tú dispusiste fuese el final de todos sus
sueños y de todo su dolor?
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