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¿Qué es el Segundo Advenimiento?
1. El Segundo Advenimiento de Cristo, que es tan
seguro como Dios, es simplemente la corrección de todos los errores y el
restablecimiento de la cordura. Es parte de la condición que reinstaura lo que
nunca se perdió y restablece lo que es eternamente verdad. Es la invitación que
se le hace a la Palabra de Dios para que ocupe el lugar de las ilusiones: la
señal de que estás dispuesto a dejar que el perdón descanse sobre todas las
cosas sin excepción y sin reservas.
2. La naturaleza totalmente inclusiva del Segundo
Advenimiento de Cristo es lo que le permite envolver al mundo y mantenerte a
salvo en su dulce llegada, la cual abarca a todo ser vivo junto contigo. La
liberación a la que el Segundo Advenimiento da lugar no tiene fin, pues la
Creación de Dios es ilimitada. La luz del perdón ilumina el camino del Segundo
Advenimiento porque refulge sobre todas las cosas a la vez y cual una sola. Y
así, por fin, se reconoce la unidad.
3. El Segundo Advenimiento marca el fin de las
enseñanzas del Espíritu Santo, allanando así el camino para el Juicio Final, en
el que el aprendizaje termina con un último resumen que se extenderá más allá
de sí mismo hasta llegar a Dios. En el Segundo Advenimiento todas las mentes se
ponen en manos de Cristo para serle restituidas al Espíritu en nombre de la
verdadera creación y de la Voluntad de Dios.
4. El Segundo Advenimiento es el único
acontecimiento en el tiempo que el tiempo en sí no puede afectar. Pues a todos
los que vinieron a morir aquí o aún han de venir, o a aquellos que están aquí
ahora, se les libera igualmente de lo que hicieron. En esta igualdad se
reinstaura a Cristo como una sola Identidad en la Cual los Hijos de Dios
reconocen que todos ellos son realmente uno solo. Y Dios el Padre le sonríe a
Su Hijo, Su única Creación y Su única Dicha.
5. Ora para que el Segundo Advenimiento tenga lugar
pronto, pero no te límites a eso. Pues necesita tus ojos, tus oídos, tus manos
y tus pies. Necesita tu voz. Pero sobre todo, necesita tu buena voluntad.
Regocijémonos de que podamos hacer la Voluntad de Dios y unirnos en Su santa
Luz. ¡Pues mira!, el Hijo de Dios es uno en nosotros y podemos alcanzar el
Amor de nuestro Padre por medio de él.
LECCIÓN 301
Dios mismo
enjugará toda lágrima.
1. Padre, a menos que juzgue no puedo sollozar.
Tampoco puedo experimentar dolor, sentirme abandonado o creer que no se me
necesita en este mundo. Éste es mi hogar porque no lo juzgo y, por lo tanto, es
únicamente lo que Tú quieres que sea. Hoy lo quiero contemplar libre de toda
condena, a través de los ojos felices que el perdón ha liberado de toda
distorsión. Hoy quiero ver Tu mundo en lugar del mío. Y me olvidaré de todas
las lágrimas que he derramado, pues su fuente ha desaparecido. Padre, hoy no
juzgaré Tu mundo.
2. El mundo de Dios es un mundo feliz. Los que lo
contemplan pueden tan solo sumar a él su propia dicha y bendecirlo por ser la
causa de una mayor alegría para ellos. Llorábamos porque no entendíamos. Pero
hemos aprendido que el mundo que veíamos era falso, y hoy vamos a contemplar el
de Dios.
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