LECCIÓN 307
Abrigar
deseos conflictivos no puede ser mi voluntad.
1. Padre, Tu Voluntad es la mía y nada más lo es.
No hay otra voluntad que yo pueda tener. Que no trate de forjar una, pues sería
absurdo y únicamente me haría sufrir. Solo Tu Voluntad me puede hacer feliz y
solo Tu Voluntad existe. Si he de tener aquello que solo Tú puedes dar, debo
aceptar lo que Tu Voluntad dispone para mí y alcanzar una paz en la que el
conflicto es imposible, Tu Hijo es uno Contigo en ser y en voluntad y nada
contradice la santa verdad de que aún soy tal como Tú me creaste.
2. Y con esta plegaria nos sumergimos
silenciosamente en un estado en el que el conflicto es imposible, pues hemos
unido nuestra santa voluntad a la de Dios, en reconocimiento de que son una y
la misma.
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