LECCIÓN 323
Gustosamente
“sacrifico” el miedo.
1. He aquí el único “sacrificio” que le pides a Tu
Hijo bienamado: que abandone todo sufrimiento, toda sensación de pérdida y de
tristeza, toda ansiedad y toda duda, y que deje que Tu Amor entre a raudales a
su conciencia, sanándolo del dolor y otorgándole Tu Propia dicha eterna. Tal es
el “sacrificio” que me pides y que yo gustosamente me impongo; el único “costo”
que supone reinstaurar en mí Tu recuerdo para la salvación del mundo.
2. Y al saldar la deuda que tenemos con la
verdad—una deuda que consiste sencillamente en abandonar los autoengaños y las
imágenes que venerábamos falsamente—la verdad regresa íntegra y llena de júbilo
a nosotros. Ya no nos engañamos. El amor ha regresado a nuestra conciencia. Y
ahora estamos en paz otra vez, pues el miedo ha desaparecido y lo único que
queda es amor.
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