LECCIÓN 328
Elijo estar
en segundo lugar para obtener el primero.
1. Lo que parece ser el segundo lugar es en
realidad el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar
la Voz que habla por Dios. Nos parece que solo podemos alcanzar autonomía si
nos esforzamos por estar separados y que la manera de salvarnos es aislándonos
del resto de la Creación de Dios. No obstante, lo único que conseguimos son
enfermedades, sufrimientos, pérdidas y muerte. Esto no es lo que nuestro Padre
dispone para nosotros y no existe otra voluntad que la Suya. Unirnos a Su Voluntad
es encontrar la nuestra. Y, puesto que nuestra voluntad es la Suya, es a Él a
Quien debemos acudir para reconocer nuestra voluntad.
2. No hay otra voluntad que la Tuya. Y me alegro de
que nada que pueda imaginarme contradiga lo que Tú quieres que yo sea. Tu
Voluntad es que yo me encuentre completamente a salvo y eternamente en paz. Y
comparto gustosamente Contigo, Padre mío, esa Voluntad que Tú me otorgaste como
parte de mí.
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