LECCIÓN 337
Mi
impecabilidad me protege de todo daño.
1. Mi impecabilidad me garantiza una perfecta paz,
eterna seguridad, un amor imperecedero, mantenerme eternamente a salvo de todo
pensamiento de pérdida y liberarme completamente del sufrimiento. Mi estado solo
puede ser uno de felicidad, pues eso es lo único que se me da. ¿Qué debo hacer
para saber que todo esto me pertenece? Aceptar la Expiación para mí mismo y
nada más. Dios ya hizo todo lo que había que hacer. Y lo que tengo que aprender
es a no hacer nada por mi cuenta, pues solo necesito aceptar mi Ser, mi
impecabilidad—la cual se creó para mí y ahora es mía—para sentir el Amor de
Dios protegiéndome de todo daño, para entender que mi Padre ama a Su Hijo y
para saber que soy el Hijo que mi Padre ama.
2. Tú que me creaste en la impecabilidad no puedes
estar equivocado con respecto a lo que soy. Era yo quien estaba equivocado al
pensar que había pecado, pero ahora acepto la Expiación para mí mismo. Padre,
mi sueño termina ahora. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario